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Aquí tenéis el texto y el audio del vídeo anterior. Leerlo y escucharlo para comprender mejor lo visto en la película. También encontraréis en estas lecturas y audiciones, claves que os facilitarán respuestas para preguntas formuladas en el apartado "responder".

 

Había una vez, de esto hace ya algún tiempo, un grupo de comediantes que iba de pueblo en pueblo, de teatro en teatro, para explicar la verdadera historia de su rey, un rey despótico y malévolo que les gobernaba desde hacía mas de treinta años. Los cómicos, ocultos tras sus máscaras, aprovechaban la época del carnaval para burlarse de su majestad sin ser reconocidos. La mofa, que se repetía cada año, consistía, aunque fuese por unas horas, en convertir a su tiránico rey en el Rey del Carnaval.

Durante el Carnaval, los cómicos y su público se reían de su majestad y ridiculizaban a un fantoche con corona que hacía las veces del verdadero rey. En aquel momento, tal era la ambición de su rey, que éste se había enfrentado a los pueblos vecinos con el afán de ser más poderoso que ninguno. Los cómicos y el pueblo no podían entender los desastres provocados por una guerra estúpida e incluso el maestro armero, su siervo real más fiel, se había rebelado contra la vileza de su monarca decidiendo sublevarse. Caído el fantoche del rey todos celebrarán su anhelada liberación.

 

 

Mientras, en palacio, el rey duerme, sueña que nadie le hace caso, que la sublevación va a terminar con sus privilegios. Los muertos en la guerra se le aparecen reclamando justicia. En su delirio va enebrando pesadillas. Sueña... sueña... sueña que en el frente los soldados desertan y el maestro armero se le aparece como el cabecilla de la conspiración. Se siente más solo que nunca. Encerrado en su soñar teme perder el poder, teme perder su corona, teme perder su reino.

El rey sueña que el maestro armero quiere dejarle sin corona. De repente, cuando cree que su final está cerca, aparece, deslumbrante, una hermosa maga, su maga consejera, su siempre fiel protectora. El rey recupera su alegría y baila con su maga... aunque... ella también quiere su corona ¡¡.

Se le aparece el capitán, el rey lo recibe receloso. ¿Por qué no está luchando en el frente?.... le entrega las armas, el ejército también le abandona. Piensa, que sin ejército, le será imposible mantener su poder.

Y no hay sueño de rey sin reina. La reina está ausente, hipnotizada por los acontecimientos, baila celebrando el final de la tiranía de su esposo. Mientras el rey está rendido a sus pies agotado en su soñar. Ella gira, y gira, y gira.

Su dulce hijita, la princesa, todavía le ama. Pero, ¡qué ve el rey! , la princesa se marcha... y está bailando para seducir al maestro armero, a su lacayo. Aterrorizado teme perderlo todo; su reino, su hija, su corona.

Toda su arrogancia aniquilada por un sueño, ¿y la corona?. La ambición real ha finalizado y la guerra se ha detenido. Quienes lo contemplan, en el silencio de la estancia, se saben libres.

El sueño del rey era cierto, ahora nadie llorará su ausencia. Muy al contrario, su entierro simbolizará el final de una etapa sangrienta y absurda que no volverá jamás.

 

 

¡ Todos han entendido que la libertad no es posible mientras gobierne un tirano !. Así, cómicos y músicos celebrarán siempre que puedan, la burla a un fantoche de rey que representará los abusos de su antiguo monarca y la liberación carnavalesca del pueblo.