El m
s grande y popular h
roe de toda la obra de Conrad, se presenta desde un princ
pio como un ser e
cepcional, empezando por su f
sico. Su grandeza deri
a no s
lo de la prolija a
undancia de empresas que acomete en las circunst
ncias m
s ad
ersas, sino tambi
n de sus moti
aciones, de
sa
pulsi
n interna que empuja a un hombre a restitu
r una dignidad que cr
e haber perdido.
Esta dimensi
n moral, omnipresente en Conrad, alcanza aqu
sus m
s altas cotas. |