La pr
ctica científica de su época y la eterna pretensi
n de emular a Di
s,
lle
an a Víctor Frankenstein a cre
r un hombre sir
iéndose de fragmentos de cadá
eres. M
s que miedo pro
oca una doble refle
i
n: por una parte, la triste y lastimosa criatura es repudiada de
ido a su apariencia repulsi
a; por otra, la sober
ia del científico le arrastra a la perdici
n.
Más que por su fealdad, Frankenstein es un m
nstruo por su imperdonable diferencia, algo intolerable aunque pudiera esconder s
lo bondad e inteligencia. |