La tarea que te proponemos aquí es componer un cuento fantástico.
Para ello, vas a leer y comentar cuentos que te sirvan de ejemplo para redactar tu propio relato.
Esta tarea te va a servir para aprender lo siguiente:
1. Procedimientos narrativos:
2. Conocimientos de la lengua:
El cuento fantástico presenta hechos y situaciones de la vida cotidiana; pero éstos se ven afectados por algo anormal.
El lector no sabe si este hecho anormal tiene causas sobrenaturales o es fruto de la imaginación del protagonista.
El narrador presenta los hechos de modo que se produzca esta incertidumbre.
La ambigüedad se mantiene hasta el fin de la aventura. ¿Realidad o sueño? ¿Verdad o ficción? ¿Las cosas suceden realmente o son imaginadas por un personaje?"
El cuento será fantástico mientras se mantenga esta ambigüedad para el lector.
Vamos a leer un cuento para debatir qué es lo que le hace ser un cuento fantástico.
A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga.”La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor.Si alguien le pedía:—Toñito, préstame la soga.El muchacho invariablemente contestaba:—No.A la soga ya le había salido una lengüita, en el sito de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón.Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena.¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua.La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía. Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa.Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos.La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.
Silvina Ocampo, Cuentos difíciles. Antología, Buenos Aires, Colihue, 1999.
Vais a conversar en grupos sobre esta cuestión, y después de unos minutos daréis a conocer a vuestros compañeros vuestras conclusiones:
¿Por qué La soga es un cuento fantástico?
Releed la información que aparece arriba sobre qué es un cuento fantástico.
Los cuentos fantásticos tienen temas como los siguientes:
En grupos, buscaréis posibles historias para estos temas, pero que sean diferentes de los ejemplos que ya habéis leído.
Elegid sólo un par de temas por grupo.
Una vez que ya tienes el argumento de tu relato, el siguiente paso es decidir qué tipo de narrador vas a utilizar. La pregunta es: ¿Quién va a contar la historia?
Fíjate en el siguiente relato:
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
—¡Sálvame! Encontré a la muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
—Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
—No fue un gesto de amenaza — le responde — sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispaham esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.
¿Quién cuenta la historia? ¿Es alguno de los personajes? No, el narrador de esta historia está fuera. Es un narrador externo
Pero podríamos imaginar que esta misma historia la cuenta alguno de los personajes: la muerte, el príncipe, el joven jardinero (si es que vive para contarlo). En ese caso, sería un narrador interno, y usaría en algunos momentos verbos y pronombres de primera persona.
Cuenta esta misma historia cambiando el narrador. Haz que el narrador sea la muerte o el príncipe, o el joven jardinero si es que ha sobrevivido.
Anota algunos de los cambios que has tenido que hacer al cambiar de narrador.
Al cambiar de narrador en el ejercicio de la página anterior, te habrás encontrado con este problema: El narrador interno o narrador en primera persona está limitado por lo que ha visto personalmente o por lo que le han contado. No puede contar más de lo que él ha podido saber.
El autor del relato ha de tener en cuenta continuamente esta limitación del narrador.
Esta limitación es muy importante para el relato fantástico: el lector no está seguro de qué interpretación hay que dar a los hechos, porque éstos se presentan según los percibe el narrador.
La historia puede ser contada por un narrador que conoce directamente los hechos: los ha visto, en parte los imagina a partir de lo que sabe, o busca información...
El narrador testigo puede adoptar el punto de vista de un personaje y contar desde lo que este personaje percibe o siente.
Hay un tipo de narrador externo (o en tercera persona), llamado omnisciente, que no tiene ninguna limitación para conocer los hechos que narra. Incluso cuenta lo que los personajes piensan o sienten.
Este tipo de narrador es poco útil para el cuento fantástico. El narrador en tercera persona de un cuento fantástico ha de tener limitado su conocimiento de los hechos: los ha de presentar desde el punto de vista de algún personaje. De este modo se mantiene la ambigüedad en el lector.
Analizad en grupos el punto de vista de estos dos relatos.
Preparad un informe con vuestras observaciones para informar públicamente a vuestros compañeros.
Se narra en estilo directo cuando el narrador deja que "oigamos" directamente lo que los personajes dicen o piensan.
Se pueden usar varios procedimientos:
a) Se introducen las palabras de los personajes con un verbo "de lengua" ("decir" y otros) y dos puntos. Las palabras del personaje se indican con una raya de diálogo (Bloq Num. y Alt + 0151)
Soltó una brusca carcajada, tras de lo cual añadió:
—¿Qué le parece, señora? Le haremos compañía hasta mañana, ¿no está mal, eh?
(Cristina Cerrada: Tránsito)
b) Las palabras de los personajes no se introducen con el verbo "de lengua” y los dos puntos. El verbo "de lengua” se pone al final de las palabras de los personajes o se intercala en ellas y se separa con las rayas de diálogo. Junto con el verbo "de lengua” pueden aparecer otras informaciones:
La automovilista (negro el vestido, negro el pelo, negros los ojos pero con la cara tan pálida que a pesar del mediodía parecía que en su tez se hubiese detenido un relámpago) la automovilista vio en el camino a una muchacha que hacía señas para que parara. Paró.
—¿Me llevas? Hasta el pueblo no más —dijo la muchacha.
—Sube —dijo la automovilista. Y el auto arrancó a toda velocidad por el camino que bordeaba la montaña.
(Enrique Anderson Imbert, La muerte)
—Cuidado —decían los habitantes de la ciudad cuando algún turista iba a pasar al lado de la pared—, cruce la calle. Esa pared puede caerse.
(Javier Villafañe, La pared)
—Muchas gracias —dijo la muchacha con un gracioso mohín—, pero ¿no tienes miedo de levantar por el camino a personas desconocidas? Podrían hacerte daño. ¡Esto está tan desierto!
(Enrique Anderson Imbert, La muerte)
c) No se usa el verbo "de lengua” ni como introducción a las palabras de los personajes ni intercalado en ellas.
—No, no tengo miedo.
—¿Y si levantaras a alguien que te atraca?
—No tengo miedo.
—¿Y si te matan?
—No tengo miedo.
(Enrique Anderson Imbert, La muerte)
d) No se usa el verbo "de lengua” y se intercalan en las palabras de los personajes informaciones sobre éstos o sobre su entorno:
—¿Qué dicen, amigos, se lo dije o no? —sacudió una y otra vez la pequeña cabeza bajo la gorra de plato, y dirigió de nuevo la vista hacia la carretera—. No hay taxis después de las diez.
(Cristina Cerrada: Tránsito)
Buscad en los cuentos que ya habéis leído ejemplos de estos diferentes modos de narrar las palabras de los personajes
Para narrar lo que los personajes dicen se pueden usar otros verbos además de “decir”:
Admitir, responder, replicar, preguntar, ofrecer, protestar, indicar, gritar
También se puede usar el verbo “decir” más un adjetivo, un adverbio o un sintagma preposicional que expresen la actitud o la forma de hablar del personaje:
dijo indignada
dijo con indignación
dijo pausadamente
Buscad en los cuentos que ya habéis leído ejemplos de estos diferentes modos de narrar las palabras de los personajes
Busca en el fragmento siguiente de Alicia en el País de las Maravillas los verbos que sirvan para introducir las palabras de los personajes. Observa si van acompañados de algún adverbio:
La mesa estaba puesta delante de la casa, bajo de un árbol, y la Liebre de Marzo y el Sombrerero estaban tomando el té. Entre ellos había un Lirón, profundamente dormido, sobre el cual apoyaban los codos, a modo de cojín, y hablaban por encima de su cabeza. «Muy incómodo para el Lirón» – pensó Alicia– claro que, como está dormido, probablemente ni se entera.»
Aunque la mesa era grande, los tres se apretujaban en uno de los extremos.
―¡No hay sitio! ¡No hay sitio! —, gritaron al ver llegar a Alicia.
―¡Hay sitio de sobra! — dijo indignada Alicia, y se sentó en un gran sillón, en un extremo de la mesa.
—Sírvete algo de vino —ofreció la Liebre de Marzo.
Alicia miró por toda la mesa, pero allí sólo había té.
—No veo ningún vino —dijo.
—No lo hay —admitió la Liebre de Marzo.
—Pues entonces, tal ofrecimiento es una descortesía de su parte —dijo indignada Alicia.
—También lo es de tu parte sentarte sin ser invitada —replicó la Liebre de Marzo.
—No sabía que la mesa era de su propiedad —respondió Alicia—: está servida para más de tres personas.
—Tú necesitas un buen corte de pelo —indicó el Sombrerero. Había estado examinando a Alicia con mucha curiosidad, y ésta fue su primera intervención.
—Y usted debería aprender a no hacer comentarios personales —dijo Alicia con severidad—: resulta muy grosero.
El Sombrerero, al oír esto, abrió de par en par los ojos, pero se limitó a preguntar:
—¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?
Los tiempos verbales más usados son el pretérito indefinido, el pretérito imperfecto y el pretérito pluscuamperfecto:
Las actividades siguientes te servirán para observar cómo funcionan estos tiempos verbales en los relatos.
Pretérito indefinido /pretérito imperfecto
Pretérito
indefinido /pretérito pluscuamperfecto
Puede que tengas algún problemas con la escritura de los verbos. Es el momento de repasar algunas reglas ortográficas y aplicarlas a los tiempos que más aparecen en la narración.
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